El concepto de algodón orgánico lleva ya unos años entre nosotros. Muchas son las marcas que se han lanzado a producir con este material que aún a día de hoy suscita alguna que otra duda entre los consumidores.
Para ponernos un poco en contexto, el algodón ‘normal’, el que todos conocemos, es una de las fibras más utilizadas en la industria textil, pues varios informes aseguran que supone un 32% del total de dichas fibras. Pero este material tiene un gran impacto medioambiental, como veremos más adelante. De ahí que surjan cada vez más alternativas para evitar dañar el entorno que nos rodea. Una de ellas, la que nos ha traído hasta aquí, es el algodón orgánico o ecológico. ¿Qué diferencias tiene con su homónimo convencional? ¿Cómo se produce? ¿Es realmente rentable? Vamos a verlo.
Algodón orgánico vs algodón convencional
En primer lugar, hay que saber que el algodón es una fibra textil de origen vegetal producida por una familia de plantas del género Gossypium, más conocidas como algodonales, algodoneros o plantas de algodón.
Dicha fibra crece en diferentes tamaños y longitudes alrededor de la semilla de la planta y como todos sabemos, es aprovechable en el proceso industrial de la fabricación de muchos tipos de tela. Sobre su composición, hay que decir que la mayor parte es celulosa pura, que surge en forma de motas blancas de tejido suave, esponjoso y sumamente permeable al aire, por lo que absorbe rápidamente la humedad.
Pero entonces, cuando hablamos de algodón orgánico, ¿a qué nos referimos? La diferencia con el convencional no es que sea un producto o una fibra distinta, es la forma en la que se cultiva y se trata.
El algodón orgánico es cultivado en tierras certificadas libres de sustancias tóxicas y de todo tipo de pesticidas e insecticidas. Por tanto, se considera respetuoso con el medio ambiente, pero también con los agricultores y trabajadores que lo tratan. Si lo comparamos con el convencional, hay que decir que su cultivo necesita de un 90% menos de agua y un 60% menos de energía.
Al ser un material trabajado de esta manera, reduce las posibilidades de generar reacciones alérgicas ya que están libres de elementos químicos y metales pesados. De hecho, los especialistas recomiendan su uso en ropa de bebés, pues en sus primeras experiencias con el mundo exterior su piel es muy delicada y requiere de un cuidado más especial.
Rentabilidad del algodón orgánico
Desde que el concepto de algodón ecológico apareció en escena, mucho se ha debatido sobre la rentabilidad de esta fibra cuando se cultiva respetando el medio ambiente. Hay opiniones de todo tipo al respecto.
Por ejemplo, expertos del Research Institute of Organic Agriculture (FiBL) publican periódicamente un estudio acerca del cultivo de algodón orgánico en la India. En él, antes de hablar de la rentabilidad, hablan del rendimiento y en ese caso, el textil ecológico está un 14% por debajo del convencional.
Pero si hablamos de términos económicos, el FiBL asegura que los costes de producción del primero son un 38% más bajos y que el algodón convencional es más caro de producir debido a los mayores costos de los fertilizantes químicos, pesticidas y semillas transgénicas.
Aún así, como decimos este puede dar lugar a muchos debates en los que nosotros no vamos a entrar.
El algodón orgánico en la industria textil
Como comentábamos al principio de este artículo, el algodón es una de las fibras más utilizadas en la industria textil. Por ello, queríamos saber qué papel juega ahora el orgánico en un mundo en el que dominan las grandes producciones.
En la actualidad, ya hay muchas empresas y marcas de ropa que trabajan con algodón orgánico. Según un informe de Textile Exchange, desde el año 2013, H&M y C&A son las dos principales marcas de moda que lideran el ranking mundial de las empresas que más utilizan esta fibra. Y es que, al trabajar con ella, el tejido resultante es más es suave, cómodo, transpirable e hipoalergénico.
Pero también hay que tener cuidado con lo que se oferta. En octubre de 2020, Gots, una de las principales certificaciones de fibras sostenibles, reconoció que más de 20.000 toneladas de algodón en India habían sido certificadas como orgánicas cuando en realidad no lo eran. Esto supuso una crisis sin precedentes en una industria que pretende dar cada vez más pasos hacia la sostenibilidad.
Así, hay que ser conscientes de que etiquetar un producto como respetuoso con el medio ambiente no es simplemente poner una pegatina. Pero cabe reconocer que se está avanzando en este sentido, por lo que esperamos que se trate de una tendencia al alza y que cada vez más marcas se sumen a ella.
Si quieres descubrir cómo luchamos para minimizar nuestro impacto en el medioambiente puedes hacerlo explorando nuestro apartado sobre la huella de carbono.
Gabriel
12/07/2022 @ 14:25
Muy buen post